lunes, 11 de junio de 2007

Tu recuerdo duele

Es la una de la madrugada y en una habitación pequeña, y como nunca ordenada, un tipo escribe sobre lo que parece ser un diario de vida. Está sentado frente a la computadora observando la imagen de una persona a la que tanto quiso y aún quiere. La dama de la imagen le sonríe y pareciera que lo mira con ojos alegres, pero que en el fondo algo esconden. La contempla con ganas de tenerla físicamente frente a él, con ganas de traspasar su mirada y dejar que en el lenguaje mudo del amor sus ojos lo digan todo ¿Está enamorado? Es algo que se pregunta a menudo y teme que este sentimiento incesante, con el tiempo se halla transformado en una obsesión. Pero esta sensación es algo que sale de lo normal, con cada mirada que da a la fotografía su cuerpo tiembla ligeramente y algo en su interior se mueve de manera alocada ¿Es tal vez su corazón?

Vive en el pasado, atormentando por el presente y aterrado por el futuro. Hace frío en la habitación, un frío de esos que penetra hasta los huesos, a lo lejos un tema romántico suena irrumpiendo en sus oídos de manera un tanto silenciosa, pero esto provoca que sus ojos ahora estén húmedos, con ganas de llorar, son miles de lágrimas que quieren correr despavoridas por sus mejillas, pero que son contenidas mientras el corazón bombea y bombea precipitadamente. Es sábado por la noche y en vez de concurrir con sus amigos a una fiesta ha decidido quedarse en casa para pensar; para buscar una salida a esto que tiene su corazón tan apretado y por qué no, para llorar. Se deja llevar por lo que el corazón le dice, ahora hunde su cabeza entre sus brazos y un pequeño llanto se deja caer, el recuerdo ausente de su amada lo hace preso de sus emociones. Lágrimas resbalan por su rostro, lágrimas de preguntas sin respuestas, de llantos sin consuelo, lágrimas de temor a que esta sensación no culmine jamás y tenga que vivir con el dolor de querer a ese alguien y no ser correspondido de igual manera.

Se detiene en su relato por un momento para seleccionar un par de canciones en la computadora, canciones que por cierto le recuerdan a su amada, observa aquella fotografía y continúa con su relato. Cierra los ojos y se pregunta -¿Qué se ama cuando se ama?, ¿Por qué a pesar del tiempo que ha pasado la sigue queriendo del mismo modo?, ¿Por qué ella ya no lo quiere?, ¿Qué hacer?, ¿Cómo luchar contra lo que siente, si es una batalla ya perdida?- Sigue pecando de ingenuo, pensando que algún día volverá a estar con su doncella. Doncella que a su parecer ya lo ha olvidado, ya ha sacado de su mente y su corazón todo lo que alguna vez sintió por él ¿O no? De todos modos así lo siente y eso le duele. Cada palabra que compone su relato le trae recuerdos, de pronto... ¡un suspiro! Suspiro que trae consigo imborrables sensaciones, cuyas causas y efectos son conocidas sólo por él y su amada.

Hace mucho tiempo que no la ve, sólo un par de fotografías actuales tiene de ella, pero a través de estas puede darse cuenta de que cada día está más y más linda. Ha crecido y ya no es la niña con la que algún día corrió tomado de la mano por el patio del colegio. Sus ojos siguen hermosos y transparentes como siempre, sus labios se ven jugosos, esto le trae ganas de besarla en este preciso instante ¿Sentirá ella que en este momento todos los pensamientos de este sujeto están puestos en su persona? Es una lástima, tanto amor derrochado, tanto cariño prisionero de un corazón y sin poder ser demostrado. Las ganas de verla y de llorar aún no se van, las palabras son comprimidas en un diario de vida, diario próximo a terminar, sólo queda una hoja y media ¿Qué pasará cuando ya no queden hojas? ¿Dónde irán a parar todas esas sensaciones que por no poder ser expresadas deben ser coartadas entre líneas y amontonadas en medio de tantas hojas? ¿Marcará el fin de este diario un punto final en esta historia? o ¿Será tal vez el comienzo de algo nuevo? Se pregunta constantemente.

En su fría y solitaria habitación piensa no deja de pensar en ella y suspira. Suspira preguntándose si por esto mismo debió pasar su amada cuando ambos eran uno solo. Si fuese así considera justo que tenga que experimentar lo mismo, que tenga que vivir en carne propia el dolor de un amor fugaz, un amor de adolescencia, un amor de esos que te marcan para siempre. Son las dos de la mañana y en su rostro yacen lágrimas secas, que son la prueba latente de un amor que tal vez nunca morirá. Ojalá nada de esto hubiera pasado.

1 comentario:

Made in Chile dijo...

pucha jopia ke me dio pena! viste ke era como estar leyendo mis incertidumbres! xD.... pucha ke es leso uno cuando se enamora! por eso juro ke no me enamoro más, ni jamás volvere a ser mamona!!! xD ajajajajaja


saludos laji!